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lunes, 2 de septiembre de 2013

The New Raemon: “No tengo que estar haciendo pop toda la vida”



MARY PURPLE / MADRID/ SEPTIEMBRE 2012



Ramón Rodriguez alias The New Raemon se enciende un pitillo nada más sentarse. De espaldas a la Gran Vía y con la ventana abierta, comenzamos la conversación abordando sus sensaciones ante la reciente salida de su nuevo disco Tinieblas, por fin (Marxophone). Un álbum formado por diez cápsulas de realidad que nos harán meditar a cerca de sensaciones pasadas, conmociones presentes y planes futuros. Las canciones que forman este nuevo trabajo son ideales para tasar sentimientos y procurar una atmósfera de reflexión. Ramón es uno de esos artistas que embaucan con la palabra porque siempre parecen tener el léxico perfecto para describir situaciones vitales. Artista eficiente, ha formado parte de otras bandas -Madee- y de una compañía de danza llamada La intrusa. Lector compulsivo y muy inquieto a nivel creativo, prepara varios proyectos relacionados con el mundo de la escritura. En abril de este año, se publicó un cómic llamado Ausencias y para el próximo 2013 está en sus planes volver a publicar un tebeo llamado Alfa, Beta, Bronson.
Volviendo a “Tinieblas, por fin”, hay que decir que es un disco que irradia una oscuridad absolutamente positiva. Las historias nada evidentes que conforman este nuevo trabajo procuran una doble lectura relacionada con nuestro papel tanto a nivel sentimental como a nivel social en el mundo. Que uno mismo se conozca y se identifique es una tarea más llevadera si existe una banda sonora que acompaña cada uno de los instantes que forman nuestra vida. La empatía de Ramón Rodríguez con la situación actual de la sociedad planea sobre un disco lleno de detalles que desgranan sensaciones cotidianas y complejas. Ramón no es un artista evidente y su evolución tiene que ver con la introspección y la sensibilidad. Este disco, igual que los anteriores, ha sido grabado en un pueblo de la costa catalana, alejado del mundanal ruido. Esta siendo un año de cambios para The New Raemon, entre otras cosas porque ha cambiado de discográfica -ha dejado BCore y ha pasado a formar parte de Marxophone-. Las canciones que ntegran su nuevo trabajo han sido concebidas en su garaje: “Todas las canciones que oirás en el disco no les dedico más de una mañana. Con estos últimos discos, me gustaba el resultado de las grabaciones en casa y he querido conservarlos”. The New Raemon no es un músico predecible. Destaca su sonrisa y su mirada en una charla que , mayoritariamente,  tiene como protagonista el hecho de que nada es lo que parece. 

En este nuevo trabajo se alternan reflexiones sobre la conciencia social y los lastres sentimentales ¿Qué tipo de rupturas y reconquistas predominan en el disco?
Hasta que no tengo cuatro o cinco canciones no sé muy bien de qué estoy hablando. Es entonces cuando encuentro el título del disco y pienso sobre lo que estoy hablando. Me doy cuenta de que si que era un disco más social, no político. Hablo de cosas que me preocupan y que no sólo tienen que ver con mi pareja o con mi relación con mi padre… Hay canciones que hablan de lo que te acabo de contar, pero la gente no lo sabe porque la gracia es que cada uno interprete las canciones como quiera. Todo está escrito de una manera ambigua y hay que leer entre líneas. Un tema como “Grupo de danza epiléptica” puede interpretarse como muy sentimental, pero yo estoy hablando del rol de cada uno en la sociedad. Pienso que es interesante no dar la brasa políticamente, pero si te da qué pensar. La única canción que es más abiertamente una puya a todo lo que está pasando es “Tinieblas por fín”, el título del disco; porque tampoco quería ser demasiado políticamente correcto. También está bien cagarse en la puta con una canción. No es la primera vez que hablo de cosas así de temática social. En “La dimensión desconocida”, en el tema “el fin del imperio” ya abordaba estos temas al igual que en “A propósito del asno”.  Lo que ha sucedido esta vez es que van pasando los años y las cosas se están saliendo tanto de madre que a lo mejor tu mismo eres mucho más abierto a la hora de expresarlo porque el malestar está a unos niveles un poco intolerables.

¿Qué son las tinieblas?
Las tinieblas es cuando todo revienta y la gente se niega a seguir haciendo lo que les dicen los gobernantes. Es como si hubiera un impuesto que todo el mundo se negara a pagar. Que nos metan en prisión a todos. ¿Qué van a hacer? ¿Qué van a hacer con nosotros? ¿Nos van a fusilar? Cuando la gente ya no tiene nada que perder es capaz de hacer cualquier cosa y eso es muy peligroso. Es un momento importante en el cual la clase política debería hacer un ejercicio de auto crítica y humildad para dar ejemplo. Hablan todo el tiempo de hacer esfuerzos pero sólo lo hacen los de abajo. Los políticos deberían de dar ejemplo. No me meto sólo con un partido político porque aquí lo hace mal todo el mundo. Esto está corrupto y pocas veces se ha visto un político honrado. Es como todo el tema del rescate a España, ¿por qué no hacen un referéndum? Una sola persona no puede decidir por tantos millones de personas.

¿Has cambiado tu manera de trabajar con respecto a tus discos anteriores?
Utilizo un poco la escritura automática. Con los dos primeros discos lo que hacía era la música y letra a la vez con una guitarra o hacía la letra y luego la música. Eso por ejemplo pasó en el tema “Estupendamente”, en el que la letra es muy larga. Ahora escucha la canción y no me gusta porque la letra es muy larga; métricamente es prácticamente imposible meter tanto chorizo en tan poco pan. Entonces me encontré en esta tesitura y pensé si realmente funcionaba la metodología que había llevado a cabo hasta la fecha porque o me quedaba demasiada letra o la melodía estaba muy condicionada por la letra.

La producción de este disco es mucho más compleja que en otros trabajos, ¿quizá para huir de ese pantano acústico en el que a veces te encasillan?
A mí me gusta hacer acústicos, pero no tengo que estar haciendo Pop toda la vida. Yo tengo una teoría: cuando tu descubres a un artista, si lo descubres con un determinado disco, ese disco ya te flipa y te cala hondo. Lo que hay que entender es que los años pasan y a la gente le suceden cosas en la vida… La vida del autor también evoluciona porque su vida cambia, escucha otra música, lee otros libros, se ha acostado con otras mujeres y le han pasado cosas… En mi caso, nunca me planteo los discos antes de hacerlos; me salen cómo me salen. No quiero pensar en lo que estoy haciendo porque creo que esa es la gracia. Pero no puedo hacer lo mismo que en otros trabajos porque no quiero que sea igual.

¿Sientes que parte del público solo te identifica con tus primeros trabajos?
Con el disco anterior, mucho público que estaba interesado sólo en eso  no le gustó este disco. Hubo gente que se bajó del barco, otra que tardó tiempo en escucharlo y luego lo ha disfrutado. Es como si me dijeran: “Oye, pues al final el disco no estaba tan mal. Sólo lo he tenido que escuchar quince veces” (risas). Es verdad que no era un disco fácil, era un disco algo turbio. Yo puedo escuchar un disco de Neurosis y luego puedo escuchar un disco de Neil Young o de algo que sea la antítesis de eso. A mí me gustan las canciones y escuchar cosas que no estén hechas con los mismos elementos. Hay que tener cierta predisposición y ánimo para entrar en ciertos discos. Es como en el cine. No te vas a poner una película de Lars Von Trier para desayunar, ¿no?

Recientemente te has incorporado al sello Marxophone (Nacho Vegas, Mucho, Francisco Nixon…)
Ha sido por cambiar. Yo en BCore estaba muy bien pero es que ya sentía que había tocado techo. Sacar otro disco con la anterior compañía sería haber sacrificado el disco porque creo que habríamos llegado a los mismos sitios y esta vez quería llegar más allá. Soy un poco Fernando Fernán-Gómez y la gente piensa que soy un poco gilipollas. Nunca he querido ser famoso ni llevo muy bien lo de la popularidad…

 ¿Es la oscuridad la situación idónea para empezar a ver con claridad?
Todo esto parece que se termina o se va a ir a tomar por saco.  ¿Por qué tiene que ser malo? ¿Por qué no podemos celebrar? Porque eso significa que estamos cerca de construir otra cosa, ¿sabes¿ Cuando las cosas se terminan puedes tomar varios caminos, puedes abrir varias puertas. Una de ellas es la autocompasión y la otra es el pensar que esto es una oportunidad para construir otra cosa. Creo que esto es lo que debería pensar la gente. Si esto se va a la mierda, este país no se va a desintegrar. Es el rol este del poder y del pueblo. El poder jugando con el miedo y amenazando con quitar el pan al pueblo para que éste se someta a su propósito. A esto también se le puede dar la vuelta. Es cómo llegar a pensar quién gobierna realmente este país: la banca, el capital, el Ibex 35, el Banco central Europeo…Y toda esta gente que está generando terror absoluto al pueblo tomando medidas como subir los impuestos, recortar en Sanidad o en Educación. Yo tengo una hija de dieciséis años que está en Bachillerato y está en una clase de cuarenta y cinco personas y hay sillas para treinta y pocos; hay niños que se están sentando en el suelo. Y piensas, ¿yo para qué pago impuestos? ¿Para que mi hija o un compañero suyo no tengan una silla o no haya aire acondicionado o calefacción en las clases? Estas son las cosas que están pasando desde hace años. No me gusta generalizar, pero en este caso generalizo. La clase política de este país en los últimos cuarenta años se ha dedicado a dividir al país y jugar con las diferencias. Los políticos tienen una actitud lamentable tanto de un bando como de otro porque aquí no hay buenos ni malos, como en “The Wire”. Habría que hacer una limpieza desde arriba porque lo que no se puede hacer es que el pueblo pague. Los políticos tienen que estar al servicio del pueblo, no el pueblo al servicio de los políticos.


Foto: Noemí Elías










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