El mago de los sentimientos

MARY PURPLE / MADRID/ JULIO 2013

Sorprende que después de un día  de promoción Michel Camilo (Santo Domingo, 1954) rezume una inteligencia emocional brillante y se entregue a la última entrevista  del día con vivacidad. Su amplia sonrisa y el contacto visual que siempre mantiene, le hacen destacar como un artista sincero que evidencia un diálogo constante entre cabeza y corazón. En su última visita a España, aprovechó para grabar el primer programa de ‘Un lugar llamado mundo’, espacio musical que se emitirá próximamente en Canal +.

Tras ocho años de silencio, regresa a la escena discográfica con What’s up? En su séptimo disco de estudio, Camilo ha querido que el piano sea el único protagonista en las once canciones que lo integran. Además de temas inéditos, revisa clásicos como Chan Chan,  popularizado por Compay Segundo.  Esta nueva  versión cruda y severa, es probablemente el corte más solemne y grave de todo el disco. Son solo cuatro acordes de esta canción, pero se desarrollan con la intensidad de un blues salpicado de guagancó.

Su precoz incorporación al mundo de la música profesional –con trece años ya formaba parte de la Orquesta Sinfónica Dominicana- le hizo tener una infancia solitaria que poco o nada tenía que ver con jugar al baseball y relacionarse con los otros niños de su edad. Pero la cosa cambió durante su adolescencia: “Me interesaron las artes marciales y fuimedalla de oro en Taekwondo. Esa formación me ayudó en mi disciplina de estar en forma para tocar y respirar. Por eso, estoy en contacto con el control de la adrenalina,  para que el cansancio no me venza y para que todo fluya. Las giras las empiezo fondeando, nunca a la máxima potencia”. Dar gracias a Dios por  poder dedicarse a la música, recordar sus raíces latinas y vivir tranquilo le mantienen con los pies en la tierra para no endiosarse. Recuerda que cuando conoció a Óscar Peterson, uno de sus ídolos,  se sorprendió gratamente por la sencillez en la que éste se desenvolvía. “Mientras menos ego hay, más sincera es la música. Quincy Jones, cada vez que graba, coloca un letrero en la puerta del estudio que dice ‘check your ego’ (controla tu ego). Los más famosos, son los más sencillos; los que no son tan famosos, son los menos sencillos. Es curioso, ¿eh?”

Fanático del sushi, lo es también del pescado de nuestro país. La Trainera y Portobello están entre sus restaurantes de cabecera en Madrid, pero no se resiste a los huevos rotos de Casa Lucio (los cuales conoció gracias a Fernando Trueba, Ana Belén y Víctor Manuel), a las delicatessen del Mercado de San Miguel o a la cecina leonesa del Teitu: “El Teitu, tiene un bartender, Vicente, que es maravilloso y nos hemos hecho amigos. Está como sacado de una película española clásica, ¡es el espíritu de la barra!”

Sin haber sucumbido jamás a las drogas, declara abiertamente que vive en un constante éxtasis: “Vivo en trance porque mi percepción de la realidad es otra, quizá es algo cuántica. Hay que estar aware .Todo puede ser música y tener su ritmo, su sentido y su armonía. Inclusive ahora, hablando contigo, estoy escuchando música. Lo que uno hace para componer es alinearse con lo que tiene dentro”.

También se empeña en diferenciar a un músico de un artista. Para él, un músico ejecuta melodías como una máquina, pero el artista toca lo que está detrás de las notas para acercarse al público y propiciar una vibración emocional. Por eso, le gusta convertirse en un mago de sentimientos cuando se sienta al piano; para tener la capacidad de acelerar el pulso, hacer llorar o sonreír. Estableciendo una comparación con el flamenco –al que está ligado estrechamente por los discos que grabó con Tomatito- se podría decir que es el duende, ese gran misterio, lo que busca el dominicano en sus actuaciones. Su sueño es poder subir cada día al escenario y conectar con el público verdaderamente. En definitiva, para Michel Camilo la música es cuestión de karma: “Hay que proyectar energía positiva para que luego a uno se la devuelvan. Creo mucho en eso”.


Fuente: http://moosic.es/2013/07/el-mago-de-los-sentimientos/