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lunes, 2 de septiembre de 2013

Decoración retro, no vintage

  • La diferenciación de los términos es necesaria para hablar de decoración y de moda respectivamente.
  • El Rastro como punto de encuentro de anticuarios y amantes de las nuevas tendencias decorativas
MARY PURPLE / MADRID /  ABRIL 2013


Patio interior de Las Nuevas Galerías

Paulino está de rodillas ante una mesa plegada mientras sostiene una lámina de madera untada en cola blanca. La introduce por el orificio de una de las patas y me dice: “¿Ves? Ahora ya se mueve menos. Lo que hago es rellenar el hueco con cola blanca. Con el tiempo, la madera coge holgura”.
Son las 17:10 de la tarde y el comercio número 19  es el primero en abrir. Bienvenidos a las Nuevas Galerías, el espacio de coleccionismo y venta de antigüedades con más solera de todo Madrid. Ubicadas en la Ribera de Curtidores, nº 12, las Nuevas Galerías son parte importante de El Rastro- que toma su nombre del rastro de sangre que dejaban los animales después de ser degollados en el matadero próximo a dicha calle-  cita dominguera ineludible en la que los comercios conviven con vendedores ambulantes que se dejan la voz cacareando ofertas.
La pasión de Paulino por la madera y los muebles hechos a mano le alejan del gusto por el mobiliario retro, originario del siglo XX: “Es un mueble que empieza a estar industrializado y yo me niego a hacer algo así. No sé a quién se le ocurrió esa porquería, pero eso es lo que triunfa”. Es evidente que para un amante de la carpintería francesa del siglo XIX lo que no esté hecho con detalle artesanal no merece atención. Para quienes llevan más de media vida dedicados a la elaboración, compra y restauración de piezas exquisitas, el auge de la tendencia retro -erróneamente denominada vintage- no resulta especialmente atractiva.
Es el caso de Marisa de las Heras, propietaria de la tienda de antigüedades que lleva su nombre y pionera en importar Art Decó en nuestro país. Lleva más de treinta años en el negocio y habla de la decoración retro como una moda por la cual la gente se ha vuelto loca: “En la tienda yo tengo algunas piezas porque es lo que la gente demanda ahora. Pero oye, un día pasará y las tendrán que tirar a la chatarra”.

                                                               Interior de la tienda Marisa de las Heras

Antes de continuar, hay que hacer una puntualización sobre el término vintage. No se pueden denominar piezas vintage a objetos originarios del siglo XX, pues ese tipo de arte es contemporáneo. En todo caso, la palabra que mejor engloba este tipo de mobiliario es retro. El concepto vintage debería utilizarse únicamente para el vestuario que haya sobrevivido más de veinte años. 
Al igual que Marisa, otros comerciantes como Ángel propietario de la almoneda Alba (especialista en cristal Art Decó y Art Nouveau) son conscientes de que la decoración retro cada día gana más adeptos y contribuye a que la zona se revitalice y atraiga a nuevos compradores. Los comercios recientemente llegados a la zona hacen que poco a poco el bullicio del domingo –día de celebración de El Rastro- se traspase tímidamente al resto de la semana. En calles próximas a Ribera de Curtidores como Mira el Río Alta o Bastero, han irrumpido tiendas de decoración retro como Reno, Non Van Cui o Lío Vintage.

Almoneda Alba: Izq. Jarrón Emile Galle. Dcha. (arriba) vitrina con jarrones, (abajo) exterior de la tienda.

España no ha sido nunca un hervidero de tendencias en decoración. Nuestro estilo está inspirado por otros países como Francia (tal fue el caso del estilo Alfonsino o Remordimiento) o Inglaterra(estilo Victoriano), cuya clase media -más fuerte históricamente que la española- desde hace siglos se ha interesado profundamente por la cultura y el arte. Desgraciadamente, la dictadura de Francohizo que la población española estuviera sometida a una pobreza cultural que originó la privación de modernidad y estatus artístico en comparación con otras capitales europeas. Según de las Heras, en España vamos retrasados diez años siempre con respecto a las modas: “En Francia ya no quieren el estilo retro y aquí hace furor. Nos hemos dedicado a copiar a los italianos en ropa, a los franceses en vanguardia y a los ingleses en buen gusto”.
Los Modernos, especializados en Art Decó y mobiliario nórdico de los 50, 60 y 70

Pilar Arroyo, ex enfermera y dueña de la tienda Amaltea, coincide con sus compañeros de galería en que el tipo de cliente español ha cambiado y ahora son los extranjeros quienes más interés ponen en comprar piezas exclusivas: “El cliente español ya no encuentra en las antigüedades y el coleccionismo una forma de inversión. La gente prefiere gastarse el dinero en viajes y en muebles de Ikea. Es verdad que tienen diseño, pero no tienen demasiada calidad a causa de su fabricación en serie”. Se pierde así la tradición de la herencia de mobiliario y las discusiones entre hermanos y nietos por ver quién se quedaba con la cómoda, el taquillón o la lámpara de la abuela.
Neón de la puerta de Amaltea. Pilar Arroyo, dueña de la tienda, posa feliz entre sus tesoros

 Del mismo modo que Paulino rellenaba los huecos de la madera con cola blanca para dar estabilidad a la mesa, las tiendas de decoración retro han irrumpido con fuerza en El Rastro para aportar equilibrio y mantenerlo vivo. Ya que el barrio de Malasaña es la zona de referencia en cuanto a moda alternativa y vintage, El Rastro podría promocionarse como una arteria del Paseo del Prado en la que turistas, curiosos y vecinos no se agolparan solamente los domingos. El Rastro no puede desaparecer porque es parte de la identidad de la ciudad de Madrid. Tradición y modernidad, como sucede siempre en las grandes ciudades, se dan la mano para proponer una oferta cultural y artística que abarque antigüedades y objetos contemporáneos.
Hay que tomarse en serio la tarea decorativa. La repetición de estándares en cuanto al mobiliario y el estilo es una realidad que dota de impersonalidad las casas. La decoración es una tarea en la que debemos sentirnos guionistas. Hay que tratar de dar coherencia a la localización en el que se desarrolla nuestra vida casera. Crear una atmósfera no depende sólo de los muebles, sino de las texturas, estampados, colores, obras de arte y puntos de luz que utilicemos. Las tendencias impuestas por el mercado y las revistas de decoración nos pueden servir para orientarnos, pero nunca deben ser manuales que seguir a rajatabla. Se trata de ser ecléctico y de beber de distintas fuentes como mercadillos, tiendas de segunda mano y establecimientos dedicados al mobiliario del siglo XXI. En la mezcla, está la esencia.

Fotos: M. Purple

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