- Brian Ferry le dedicó su
disco de 2010 Olympia to Isabella.
- La firma de maquillaje MAC
llamó Blow a uno de sus
pintalabios
La
altura del moño de Amy Winehouse variaba en cada una de sus actuaciones. Hacía
crecer el peinado si estaba histérica y lo achataba si tenía un buen día. Se
podría decir casi lo mismo de los looks de Isabella Blow (Inglaterra 1958-2007)
- estilista y editora de la revista TATLER- los cuales reflejaban su
inseguridad. Cuanto más extravagante era su vestimenta más inestable y creativa se
encontraba. Investigadora de talentos, convirtió las manchas de carmín rojo de
su dentadura en una seña de imperfección encantadora. Entre los alumbramientos
mediáticos que propició se encuentran los nombres de Alexander McQueen, Philip Treacy o Hussein Chalayan y
modelos como Sophie Dahl o Stella Tenant. Con McQueen, le unía una relación de
madre e hijo. Le descubrió cuando éste aún estaba en el college, padecía las redondeces de la post adolescencia y vestía camisas
XXL.
Alexander McQueen: del frío college inglés al bronceado americano
La
que fuera mano derecha de Anna Wintour -en Vogue América- durante los primeros
años de la década de los ochenta, se elevó a la categoría de arcángel la tarde
del 6 de mayo de 2007, fecha en que se suicidó. La
depresión en la que se encontraba sumida le provocaba un sentimiento de soledad
muy pronunciado. Por eso su viudo –y segundo marido- Detmar Blow confesó que
Isabella se intentó suicidar hasta siete veces. La inadaptación emocional de
Issie, como cariñosamente era conocida entre sus amigos, quizá le provocaba ser
más arriesgada en la elaboración de sus looks a modo de auto defensa.
Tenesbrismo entre costuras
Utilizando un término del entorno pictórico, a Blow se le podría considerar una tenebrista.
Si trasladamos al fashion system las
creencias de este grupo (basadas en el contraste violento de luces y sombras) es
justo decir que impulsaba a diario su autenticidad mediante un desequilibrio
emocional propio de los genios. No había vestido, zapatos o tocado que se le
resistiera. Precisamente, estos últimos, le otorgaron la capacidad de
distanciarse de aquellas personas con las que no se quería relacionar.
Básicamente, porque la barrera del tocado se convirtió en el impedimento perfecto para saludarse
con contacto físico solo con quien ella quería.
Isabella
poseía la capacidad de llevar prendas grandiosas sin que le eclipsaran. Es una
de las pocas personas que ha sabido engrandecerse y dignificarse con atuendos que,
sobre otros cuerpos, acelerarían el ridículo. Forman parte del recuerdo de
todos los que trabajaron con ella las capas, las chaquetas y sus famosas
minifaldas; aquellas que llevaba durante la época de asistente para Wintour tal
y como declaró la editora de Vogue el día del funeral de su amiga.
El estilo de la
transgresión
Para
poder entender el presente, hay que remontarse al pasado. Antes que Lady Gaga
lo hiciera, Isabella ya utilizó una langosta de pedrería como complemento. Exactamente,
se la puso como collar y la combinó con un tocado de corte futurista de su
amigo Tracey. Es un hecho que Gaga no existiría sin Madonna, pero tampoco se
puede obviar la influencia que Blow ha tenido
sobre este nuevo icono gay y feminista.
Moluscos y pedrería. Imagen de Blow en 1998 y de Lady Gaga en 2010
Crochet, ese tejido atemporal. En versión dark para Isabella y en versión goldie para Gaga
La
jugada más inteligente de la intérprete de Bad
Romance es aprovecharse de la poca memoria de la sociedad. De tal forma,
que lo icónico se lo toma prestado a Madonna –del bustier picudo al sujetador 'lanza fuego'- y lo extravagante procura rescatarlo de Isabella Blow –como los bordados
en forma de máscara y su sonrisa acentuando los dientes de conejo-. Sin
embargo, para la estética innovadora y vanguardista prefiere fijarse en artistas
como la francesa Orlan, quien demandó a Gaga por plagio a propósito de todo el
universo creado para su álbum Born this
way y en especial por la estética del videoclip que da nombre al disco. Hay
más. El traje de filetes de carne roja que lució para los premios MTV de 2010,
está referenciado en una del año 1987 cuya autoría pertenece a la canadiense Jana Sterbak.
Proteína y plagio en estado puro
Por
eso, no era de extrañar que tarde o temprano la 'abuela de la performance', Marina Abramovic, y Lady Gaga se unieran en algún proyecto; en este caso,
de vídeo. La pieza ha consistido en que Gaga se desnudase para recaudar fondos
destinados a la fundación de Abramovic. Los 40 años de diferencia que las
separan ha sido un detalle sin importancia. Porque el arte, al igual que el
amor, no entiende de edades.
Gagamovic, the performance
Para
Daphne Guinnes, nieta del inventor de la cerveza del mismo nombre, Blow fue el
pasaporte para abandonar la mediocridad. Millonaria e involucrada en numerosas
causas filantrópicas –como la Fashion Relief, de Naomi Campbell- no destacaba por
sus looks, precisamente. Guinnes era la típica inglesa mona, de piel blanca, cabello
rubio y ojos azules. La querencia hacia la exquisitez desobediente –no vestirse
igual que la masa es un reto- le condujo por la vereda que siguió Blow a partir
de los años 90: si la moda se convierte en tu vida, vívela con el corazón. Por
eso, en la primera década del 2000, la mutación de su peinado y el
endurecimiento de sus brazos y muslos fue el pasaporte para convertirse en un
maniquí de haute couture con menos de
1,70 de estatura. Su cabello, por temporadas, parece un tejón o una jineta;
especialmente, cuando se hace un moño estilo ‘novia de Frankestein’. Y para
seguir con las referencias animales, Daphne -junto con Lady Gaga- ha sido una
de las grandes embajadoras de los 'zapatos armadillo' (a veces con chunky heel incluido) y de los outlandish shoes, que tienen el tacón
debajo de los dedos y el talón está suspendido en el aire (tanto en las
versiones de Alexander McQueen como de Noritaka Tatehana).
La transformación de Daphne Guinnes es como la de un Pokémon
o
Al igual que Isabella, Guinness se aficionó a las prendas de McQueen. Aquí, con total look de la firma
Los outlandish shoes de Lady Gaga. A la derecha, Noritaka Tatehana
En
palabras de la diseñadora Donna Karan, Isabella Blow era “fuerte, apasionada y
realmente quería a la moda”. Sus ojos tristes se complementaban con una boca que
la mayor parte del tiempo estaba sonriendo mientras hablaba sin tapujos de su
enfermedad ante los medios de comunicación. Asumiendo la tristeza que provoca no
tener los suficientes recursos para afrontar su socavón emocional declaró: “Cuando
uno está enfermo, no sabe que está muy solo. Nunca he tomado drogas, pero si me
he medicado”. Blow, como fuente inagotable de genialidad, fue la inspiración
para la exposición que Philip Treacy llevó a cabo en 2003. Cinco años más
tarde, en 2008, sería su 'hijo' Alexander McQueen quien le dedicase la
colección de primavera - cuando apenas se había cumplido un año de su muerte-
bajo el nombre de La Dame Bleu.
Issie con su otro 'hijo' Philip Tracey
Los protegidos ,McQueen y Tracey, juntos en el desfile homenaje a Blow
Blow's crew: Isabella con Andy Warhol, Mario Testino, Brian Ferry y un jovencísimo Rupert Everett
A
partir de aquí, se podría analizar la utilización de términos como fashionista, trendsetter o coolhunter.
De estar a la última, ser icono de estilo y convertirse en cazadora de
tendencias hay un trecho. Pero esto se puede explicar con círculos concéntricos:
el coolhunter puede ser trendsetter y fashionista pero no puede ocurrir de manera inversa. ¿Por qué se
sobrevalora a una celebritie cuyo
único mérito es ponerse una prenda de temporada recomendada por su estilista? Si
la proeza está en vestir una falda de tartán, ponerse el pelo grasiento como en
la última campaña de Prada y hacerse un
selfie (autorretrato) para Instagram que resuciten a Diana Vreeland y se lo
expliquen si se atreven.
El
tipo de moda que le emocionaba a Issie tenía componentes carnales. No se
trataba de gastar dinero a lo loco, sino de encontrar un outfit favorecedor y estudiado con un propósito claro: coexistir
con las prendas. “Hay que tener un poco de fantasía para alentar a gente como
nosotros. Se trata de una cuestión de sentimientos y de amor”.